HAIKUS
DE
LAS CUATRO ESTACIONES
En las versiones de
Arturo Carrera
El haiku, poema brevísimo de diecisiete
sílabas distribuidas en tres líneas de cinco, siete y cinco, es una invención
japonesa atribuida a su mayor artífice el poeta monje Matsuo Basho (1644-1694),
hijo de un samurái al servicio de la familia Todo. Entre sus seguidores, se
cuentan los poetas Buson, Issa, Shiki, Kikaku, Taigi, entre otros.
Como
escribió Roland Barthes a su regreso de Japón en su bellísimo libro El imperio
de los signos, “el haiku reproduce el gesto indicativo del niño pequeño que
muestra con el dedo cualquier cosa (el haiku no tiene acepción de sujetos),
diciendo tan solo: ¡esto!, ¡mirá allá!, ¡oh!, ¡ah!
Ahora
bien, podríamos añadirle la ensoñación del “¿Qué veo?”, puesto que de eso se
trata: designar algo que sucede de una vez y para siempre, como en la infancia,
con esa rotundez del gesto inicial y el asombro que descarga su afecto: ¡sí!;
son las estaciones del año, la melodía del agua, la indeterminación de lo
pensado, la mezcla, el matiz de colores, la naturaleza como jaula del grillo…
Pero jamás una definición tajante como en Occidente sino la designación
levísima, parecida a una borradura (del número en el agua, del gesto en la
sonrisa).
Conozco
esa ley prosódica de las diecisiete sílabas y puedo entregarme con cierta
facilidad al conteo silábico. Sin embargo, en mis versiones de estos haikus
elegí alterar esa constricción en nombre de cierta irregularidad interior
(pulsional, personal) que a mi juicio desemboca en eso que llamamos “ritmo”.
Si
el ritmo tiene corazón, es decir, número, y si ese número es la sílaba, es
decir un sonido esperándonos, acechándonos siempre como una adelantada
presencia, el haiku es, como la naturaleza misma, un subrepticio eco del sentido.
Pero asimismo parece comprender la devoción que podemos llegar a sentir,
siquiera una vez más, por la transparencia del mundo. Esa fe, que el poeta y el
monje pueden extender, como una gota de óleo diáfano, sobre la tela del
instante.
En
occidente, el haiku parece un objeto kitsch, una miniatura de yeso, un efecto
de niponización que responde, por repetición o mímesis, al logro de toda
miniatura: “poseo el mundo tanto más cuanta mayor habilidad tenga para
miniaturizarlo”. Pero las leyes de esa miniaturización (del poema, ya que de
esas curiosas diecisiete sílabas se trata) no bastan para alcanzar el éxito de
una “representación” aunque más no fuera a distancia, teleológica, sometida a
la verdad de ese eros de la lejanía. Pero convengamos que el haiku, en
occidente, es casi un pequeño artefacto malogrado.
En
oriente, por el contrario, sobre todo en los haikus que nos dejaron los poetas
de la dinastía de Basho, la aproximación al mundo de índole ético-religiosa,
está sometida por preceptos tales como la noción de perduración del pasado en
los objetos que se apropia el poema (un casco bruñido bajo el que canta un
grillo, por ejemplo), y nos viene a proponer cierta abolición del sentido, a
decirnos que cada nombre es el depósito de una realidad misteriosa contra la
cual no prevalece la experiencia de la nada.
Por
eso toda traducción de haikus o el intento de importarlos a occidente resulta
un fracaso. Y por eso ante todo, lector occidental, mis disculpas por lo que
sigue. Traduje del francés. No respeté las diecisiete sílabas del haiku. Nunca
dibujé con pincel un ideograma. Pero además, llegué a pensar que descreo del
haiku en su mención occidental, que no deberíamos sostener esas diecisiete
silabas ni el orden cinco-siete-cinco de las mismas sino más bien los sonidos,
armonías, murmullos, precisiones – de la vista y del oído, del corazón y los
pulmones -, ciertas, inciertas vocecitas de la respiración ante la
arbitrariedad de unas formas o signos que en la lengua japonesa respondieron a
una idea, a un pequeño dibujo con pincel y tinta sobre un papel casi absorbente
que sin arbitrio reflejaba, no solo las cosas
y su sentido sino la música o pasión que alguien experimentaba por las
cosas y su sentido.
En
el impulso de mi traducción, perduró la idea de que traduzco lo que no quiero,
lo que no debo, y el resultado es el mismo que cuando cuento un sueño: hablo de
una noticia que obtuve de mí mismo pero en anamorfosis, deformada, sostenida o
entregada bajo un sospechoso molde espiritual. Y me pregunto con Yves Bonnefoy:
“¿Cuánto deberíamos abandonar de eso que somos, qué colores, qué trazo que
vibra de otro modo, qué derrame de claridad sobre la negrura, del sueño en la
existencia despierta, para traducir un haiku, traducirlo verdaderamente, no
solamente en nuestro pensamiento sino en nuestras vidas?”.
De
ahí este librito, este atrevimiento. Un ejercicio de mi atención. Instantes de
lectura y de dominio de un alfabeto misterioso de mis sentidos –es decir, de la
sensación. Esa parece ser la prueba, la tarea de esperanza a la que nos somete
la pequeñez y el rigor del haiku, al punto de descreer del mismo como
experiencia estética y dudar de su cumplimiento formal para resolver su
potencia como la de “algo” final, una experiencia de lo ético-último, del
riesgo absoluto, del abismo.
Ojalá
lleguen a gustarles. Son universos per también, intervalos de universos, como
todo poema. Algo entreabierto en la conciencia de nuestra naturaleza, en
nuestro inconsciente y en nuestro destino. Como las 4 estaciones del año (y
como las estaciones de pronto perdidas, alejadas, soñadas, del ferrocarril)
estos universos tienen una regularidad, nos cuentan un cuento extraño, nos
mecen con su pretendido anómalo ritornelo, y llegan a un lugar, parten de otros
lugares –de la memoria, de lo viviente, de una humanidad (como en la de cada
espantapájaro en los haikus que traduje) por el momento perdida.
Arturo Carrera
Quiñihual, 2013
PRIMAVERA
Un mundo de dolor y de pena
aun cuando los cerezos
están en flor
Issa
Es la mañana
de Año Nuevo –pienso también
en la edad de los dioses
Moritake
La Gran Mañana –
viento del fondo de las edades
sopla a través de los pinos
Onitsura
Primer amanecer –
hay una nube
como una
nube en un cuadro
Shusai
El humo
dibuja ahora
el
primer cielo del año
Issa
¡Ah poder ser
un
niño
el día de Año
Nuevo!
Issa
Hasta mi mujer
tiene un aire de visita
esta
mañana de primavera
Iso
Amanecer del Nuevo Año-
el día de ayer
¡qué
lejos está!
Ichiku
Hielo y agua
resueltas sus
diferencias
de
nuevo son amigas
Teishitsu
Aquí agua
y allá agua
las
agua de la primavera
Onitsura
¿Es l primavera?
la colina sin nombre
está perdida en
la bruma
Basho
Me di vuelta
y el hombre que me cruzó
se había
perdido en la bruma
Shiki
Ignorando
de que el sitio es ilustre
un hombre
desmaleza el campo
Shiki
Trabajo en los campos –
la nube que no
se movía nunca
se fué
Buson
En el agua que bebo
brilla el comienzo
de la
primavera
Ringai
Todos los nombres
arduos,
difíciles
de las
hierbas locas de la primavera
Shado
Fiesta de las flores-
pasea con su
madre
un niño ciego
Kikaku
Cuando la mariposa desapareció
me volvió el alma
al
cuerpo
Wafu
Los amores del gato
indiferente
incluso al arroz
pegado
en sus bigotes
Taigi
Cuando uno es viejo
hasta los
días más largos
son motivo de lágrimas
Issa
Ruido de alguien
soplándose los
mocos con los dedos-
y los
ciruelos estallan en flor
Basho
El niño boquiabierto que contempla
las flores que
caen
es buda
Kubutsu
En toda la tarde un ruido
el de la caída
de las
flores blancas de la camelia
Ranko
Con cada pétalo que cae
las ramas del
ciruelo
envejecen
Buson
El monje enfermo
limpia el jardín-
durazneros
en plena flor
Sora
Como si nada pasara
la corneja
y
el sauce
Issa
A cada golpe de viento
la
mariposa en el sauce
cambia de
lugar
Basho
Dormida
sobre la
campana del templo
la
mariposa
Buson
La mariposa revolotea-
yo mismo me siento
una criatura de polvo
Issa
Nuestro canario se escapó
el día de la primavera
toca su fin
Shiki
Ven a jugar conmigo
gorrión
huerfanito
Issa
Sostiene un partido
de miradas conmigo
la rana
Issa
Sin mucho cuidado
atraviesa mi puerta
la rana
Issa
Tiene un aire despojado
cuando nada
la rana
Buson
La rana flota
por la fuerza
de su desapego
Joso
El viejo estanque-
una ranita rasga
la ranura del agua
Basho
El sauce
ondula sonriéndole
a la puerta
Issa
Al estornudar
perdí de vista
a la alondra
Yayu
La alondra
se esconde
en la extensión del cielo azul
Rikuto
El sol poniente
se demora en la cola
del faisán dorado
Buson
La golondrina
dio una voltereta
¿qué se olvidó?
Otsuyu
Un gorrión agotado
en medio
de un grupo de niños
Issa
Yo volvía
furioso, ofendido-
¡el sauce en el jardín!
Ryota
Las flores del cerezo cayeron
nuestro espíritu ahora
quedó en paz
Koyu-ni
Ausentes las flores del ciruelo
¡cómo está de solitario
el sauce!
Buson
En las flores tardías del cerezo
la primavera que se va
vacila
Buson
Las flores del cerezo
que tanto me fascinaban
desaparecieron de la tierra
Issa
Caídas las flores del cerezo
el templo pertenece
a las ramas
Buson
El mugido de la vaca
en el establo
bajo la luna con velo
Shiki
Temblando en las hierbas
de los campos
se va la primavera
Issa
VERANO
El vendedor de abanicos
pasea su carga de viento-
¡el calor!
Kako
Pobre pobre
la más pobre de las provincias
¡pero sientan qué frescura!
Issa
Brisa ligera-
la sombra de la glicina
tiembla apenas
Basho
La luna a medianoche-
una bola
de frescura
Teishitsu
El sonido de la campana
cuando abandona la campana
¡Frescura!
Basho
Mi vida-
¿Cuánto me queda de ella todavía?
la noche es corta
Shiki
Tocada por el hilo
de la caña de pescar
la luna de verano
Chiyo-ni
Aguacero de verano
la mujer solitaria
sueña en la ventana
Kikaku
Una borrasca-
los blancos papeles del pupitre
se volaron todos
Buson
Sobre el puente colgante
en desorden
los trazos de la lluvia fresca
Shiki
¡Un relámpago!
Ayer al este
hoy al oeste
Kikaku
Todas mojadas
inclinadas
peonías bajo la lluvia
Basho
Bajo la lluvia de verano
el caminito
ha desaparecido
Buson
Bajo la lluvia de verano
las hojas del ciruelo
tienen el color del viento fresco
Saimaro
Desnudo
sobre un caballo desnudo
bajo la lluvia torrencial
Issa
Chaparrón de verano-
los gorriones del pueblo
se abrochan a las hierbas
Buson
Tan rudamente cae
sobre los claveles
la lluvia de verano
Sampu
Delicia
de atravesar el río
¡sandalias en mano!
Buson
En el silencio
antes de que lleguen los huéspedes
las peonías
Buson
En la luz que encendemos
las sombras de las muñecas
una para cada una
Shiki
El sauce
contempla al revés
la imagen del faisán
Kikaku
Para ustedes también pulgas
la noche es larga
larga y solitaria
Issa
Camino en la vastísima landa
las altas nubes
pesan sobre mí
Buson
Un hombre
una mosca
en la enorme habitación
Issa
No mates la mosca
mira cómo ella tiende
hacia ti las patas
Issa
Matando moscas
empiezo a desear
aniquilarlas a todas
Seibi
Cigarras de los pinos
¡cómo las hacen gritar
para que venga mediodía!
Issa
Insectos de verano
caen muertos
sobre mi libro
Shiki
Se ve la brisa de la mañana
soplar los pelos
de la oruga
Buson
El altar de Buda está apagado
la habitación quedó en manos
de las muñecas
Gyodai
Un ligero cabeceo-
se detiene la mano que agitaba
el abanico
Taigi
La mujer sin niños
¡qué tierna es
con sus muñecas!
Ransetsu
Tomando fresco en el puente-
la luna y yo
permanecemos solos
Kikusha-ni
¡Ah, el cucú!
escucharé el resto del canto
en el país de la muerte
Aon
Muy próximo a ser Buda
perezosamente sueña
el viejo pino
Issa
La serpiente se esquivó
pero la mirada que me echó
permanece en la hierba
Kioshi
¡El sapo!, se diría
que va a vomitar
una nube
Issa
Cuando el chaparrón que pasa
cae sobre las hojas nuevas
las ranas gritan
Rogetsu
Al caracol
un cuerno largo el otro corto
¿qué lo entristece?
Buson
¿Cuándo vino
tan cerca de mío
este caracol?
Issa
Mi casa natal-
la cara del caracol
es la cara de Buda
Issa
Una trucha salta
las nubes se agitan
en el lecho del torrente
Onitsura
Bosque de verano
un hombre entra en él
y desaparece
Shiki
¿Era una flor, una baya
lo que cayó al agua
dentro del bosque de verano?
Buson
Amanece
la boca del sapo
exhala la luna
Shiki
El niño perdido
llora y llora
pero corre hacia las luciérnagas
Ryusui
Apártate, por favor
y déjame plantar este bambú
¡oh sapito!
Chora
Nada dice
en el canto de la cigarra
que se acerca su fin
Basho
Marchitas las peonías
partimos
sin pesar
Hokushi
Sobre el mar muy lejos
¿adónde va
el viento verde y brumoso?
Joso
OTOÑO
El comienzo del otoño
decretado
por la libélula roja
Shirao
Sopla el viento de otoño
estamos vivos y podemos vernos
tú y yo
Shiki
Noche larga
el ruido del agua
dice lo que pienso
Gochiku
Hace más frío
ningún insecto
se acerca a la lámpara
Shiki
Solitario otoño-
un suspiro ¡ah! el sonido lejos
de una campana
Yusui
Después de contemplar la luna
mi sombra conmigo
volvió a casa
Sodo
El viento del otoño hace furor
pero alto en el cielo
las nubes están inmóviles
Rogetsu
En el claro de luna
los espantapájaros tienen aire de
humanos
tan lamentables
Shiki
La luna en su esplendor-
como si no hubiera nada de especial
el espantapájaros
Issa
Entre la luna que se va
y el sol que regresa
las libélulas rojas
Nikyu
Bajo la luna otoñal
las alas de la libélula
inmóviles
Moen
Brillante luna-
ningún lugar sombrío
donde vaciar el cenicero
Fugyuko
Contemplando la luna-
uno la mira y se esconde
uno la olvida y aparece
Chora
De cuando en cuando
las nubes les acuerdan una pausa
a los que miran la luna
Basho
Perseguida
la luciérnaga
se esconde de la luna
Ryota
¿Es la luna
que gritó?
¡El cucú!
Baishitsu
Uno escucha los insectos
y las voces humanas
con oído diferente
Wafu
Libélulas
en un pueblito apacible
es mediodía
Kyoshi
¡La luna menguante
sobre cuatro o cinco personas
que bailan!
Buson
Hacia la balaustrada
suben las sombras
de los crisantemos
Kyoroku
Profundo otoño-
mi vecino
¿Cómo vive?
Basho
Transido
de pobreza él
esta mañana de otoño
Basho
Crisantemos blancos
crisantemos amarillos-
¡que no haya otros nombres allí!
Ransetsu
El crisantemo blanco-
ni la mínima impureza
al encuentro del ojo
Basho
Soñando cada año
con los crisantemos
soñado por ellos
Shiki
Ante el crisantemo blanco
las tijeras un instante
dudan
Buson
Cultivador de crisantemos
eres el esclavo
de los crisantemos
Buson
Crisantemos en flor-
flota también en el aire
un olor a orina
Issa
Visita al cementerio
la niña más joven
lleva la escoba
Issa
Visita al cementerio
el perro mas viejo
inicia la caminata
Issa
La montaña se oscurece
tomando el púrpura resplandor
de las hojas de otoño
Bu
De pie
entregando su espíritu
el espantapájaros
Hokushi
Incluso en mi madurez
ante el espantapájaros
siento vergüenza de mi
Issa
Los gorriones vuelan
de espantapájaros
a espantapájaros
Sazanami
Incluso ante su majestad
el espantapájaros no se quita
el sombrero de paja
Dansui
En este mundo efímero
el espantapájaros también
tiene nariz y ojos
Shiki
El frío
¿De dónde viene
oh espantapájaros?
Issa
De todas las cosas
la más estúpida
es el espantapájaros
Shiki
El espantapájaros lejano
iba conmigo
mientras yo caminaba
Sanin
¿Con qué voz cantarías
y cuál canción arañita
en la brisa de otoño?
Basho
Sobre la hoja de loto
el rocío de este mundo
se retuerce
Issa
Este mismo paisaje
oye el canto
y ve la muerte la cigarra
Basho
Agonizantes
y aún más ruidosas
las cigarras de otoño
Shiki
¡Qué bella y enorme
esa castaña
inalcanzable!
Issa
Al pelar una pera-
tiernas gotas
se deslizan a lo largo del cuchillo
Shiki
Juntando champiñones
mi voz
se vuelve viento
Shiki
Hojas secas
venidas de otra parte en remolinos-
es el fin del otoño
Shiki
Bajo esta lluvia
caminar en la hierba
sumergido
Buson
Pero el agua se escurre
se transforma en la noche
de cada campo
Buson
INVIERNO
La cara de la luna
doce años de edad aproximadamente
diría yo
Issa
Poca gente-
una hoja cae aquí
otra allá
Issa
Uno las barre
después las deja
las hojas secas
Taigi
Dos hojas secas sumergidas
yacen sobre una roca
en el fondo del agua
Joso
El viento del invierno
los ojos de los gatos
parpadean
Yaso
La lluvia del invierno
muestra los que nuestros ojos ven
como si fuera algo antiguo
Buson
Al grito del faisán plateado
que no puede dormir
la luna se hiela
Kikaku
Un fuego mortecino-
pero de pronto la cacerola
se pone a hervir
Buson
El recolector de nabos
muestra el camino
con un nabo
Issa
Desolación invernal
en un mundo de color uniforme
el ruido del viento
Basho
La ráfaga de invierno
se mete entre las cañas
y se calma
Basho
La ráfaga no deja
que la lluvia de invierno
toque el suelo
Kyorai
En la landa de invierno
la voz que grita tras un caballo
forma parte de la tormenta
Kyokusui
La luna al alba
los chorlitos de la orilla
se dispersan a lo lejos
Chora
Cómo están de ocupadas
sobre el mar en la lluvia
las altas velas henchidas de viento
Kiorai
Llovió bastante
para que el rastrojo en los campo
se vuelva negro
Basho
Las hojas que caen
se aplastan una sobre otra
la lluvia golpea la lluvia
Gyodai
Las noches de los hombres de antaño
fueron parecidas a la mía
esta noche de fría lluvia
Buson
¿Quién cuida allá lejos
la lámpara todavía encendida?
lluvia fría de medianoche
Ryota
Tocando el tambor
y bebiendo las gotas de lluvia
en mi cara
Raizan
En el claro de luna helado
unas piedritas
gritan bajo los pasos
Buson
Estas mismas montañas
mi padre las tuvo ante los ojos
en el solitario invierno
Issa
Desolación invernal
en el fuentón de agua llovida
se pasean los gorriones
Taigi
Noche de invierno
sin motivo
escucho a mi vecino
Kikaku
Mis huesos mismos
sienten los cobertores-
noche helada
Buson
Mientras distribuimos
las lámparas en los cuartos-
¡el grito del ciervo!
Kyoshi
Ruido de una rata
rasguñando un plato-
¡qué frio!
Buson
Muerta ya la araña
¡La solitaria
noche fría!
Shiki
Apreté el braserito
contra mí
pero mi corazón estaba lejos
Buson
Fuego de carbón de leña-
nuestros años pasan
de la misma manera
Issa
Primera nevada-
las hojas de los narcisos
dobladas apenas
Basho
Las luces del palacio
están más débiles
esta noche de nieve
Shiki
Sobre landa y montaña
nada se mueve
esta mañana nevada
Chiyo-ni
No hay más cielo ni tierra
sólo la nieve
que cae sin fin
Hashin
¡Qué hermoso
el cuervo casi siempre odioso
esta mañana de nieve!
Basho
Mientras las aves
dormían
la pesada nevada
Kien
Bajo el viejo paraguas
vive escondido
el vespertillo
Buson
La nieve que vimos caer
¿Es otra
este año?
Basho
Pienso que es mi nieve
sobre mi sombrero
y parece más liviana
Kikaku
Un paraguas-uno solo-
está de paso
esta tarde de nieve
Yaha
Cuando nos detenemos
en el camino de la tarde
la nieve cae con más insistencia
Kito
Sí, sí, gritaba yo
pero a la puerta pesada por la
nieve
seguían llamando
Kiorai
Contemplando la nieve
desaparecen uno a uno
entre los copos que caen
Katsuri
El delgado agujero
hecho al orinar
en la nieve ante la puerta
Issa
Y ahora
¡vayamos a contemplar la nieve
hasta caer de agotamiento!
Basho
El año se va-
yo oculté a mi padre
mis propios cabellos grises
Etsujin
En esta noche oscura
el bloque del calendario
llega a su fin
Buson
Como uno de nosotros
el gato allí
despidiéndose del año
Issa
Marcha nocturna
la nieve cae
en un adiós al año
Shara
Como apartando con
el pie lo que fue
sin mirar hacia
atrás
el año se va
Senkaku
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